Recientemente hemos podido leer en diferentes medios de comunicación el proyecto de la nueva ley de mutuas, aprobado por el consejo de ministros el paso mes de julio. Esta nueva normativa representa una clara deriva en lo relacionado con la prestación de los servicios y asistencia sanitaria a los trabajadores, considerando más relevantes aspectos administrativos que sanitarios, en esencia propone un ajuste y seguimiento más exhaustivo, retirando incluso prestaciones si así lo consideran oportuno las mutuas.
Es evidente que esta nueva norma representa una mayor potenciación de los intereses económicos de las mutuas, ofreciendo mayores capacidades a las mismas, todo ello muy por encima de la protección debida para con sus trabajadores.
El cambio se debería entender desde la mejora en la adquisición de conocimiento y experiencia que supone más de 100 años de presencia de las mutuas en nuestro país. Desde el año 1900, con la publicación de la ley de accidentes de trabajo, naciendo en ese año las primeras Mutuas Patronales de Accidentes de Trabajo, ya por entonces, entre 1900 y 1921 aparecieron 18 Mutuas de Accidentes de Trabajo. Todo este tiempo parece no haber sido suficiente, desde la protección al trabajador hemos pasado a la demonización del trabajador, confundiendo conceptos como incapacidad laboral con el absentismo injustificado.
Pero esto no es todo, parece ser que no ha sido suficiente tanto tiempo para entender que el ámbito asistencial, el que compete e las mutuas una vez sucedida la tragedia, una vez sucedido el accidente de trabajo, esta precedido de una actuación crítica y sumamente importante…LA PREVENCIÓN. La actuación preventiva es inversamente proporcional al trabajo prestado por las mutuas….A MÁS PREVENCIÓN, MENOS ACCIDENTES.
Los datos son claros y tozudos, nos quita la razón desde la objetividad de los mismos, los accidentes se suceden, el drama persiste. Los datos deberían avergonzar al mutualista, a los políticos, a la sociedad:
- 276 trabajadores han perdido la vida en su trabajo entre enero y junio del año 2014, 16 más que el mismo periodo anterior;
- 277.857 accidentes de trabajo de enero a marzo de 2014, un 5% más que en el mismo periodo del año anterior;
- Además, se han declarado 238.154 accidentes con baja entre enero y junio del 2014, casi un 5% más que el 2013, y la siniestralidad ha aumentado en todos los sectores económicos, destacando el sector servicios, con 109 fallecidos, y el aumento del 17% en el sector agrario;
- El índice de incidencia por sectores: Construcción 495.3 puntos (+6,7%), Agrario 391.2 puntos (+5,5%), Servicios 204.8 puntos (+4,2%) e Industria 393.3 puntos (+2,1%).
Con todo este panorama debemos añadir las actuaciones, la presencia del garante cumplidor de la norma en materia de prevención riesgos laborales: la inspección de trabajo. A pesar de los datos detallados, el informe de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social en materia de prevención de riesgos laborales refleja cómo en el año 2013 se han reducido el número de actuaciones en esta materia (más de un 10% menos), con menos casos investigados, menos infracciones declaradas y una menor cuantía de las sanciones…SU LECTURA ES CLARA: “LA PREVENCIÓN NO IMPORTA”.
Resultado de lo anterior nos encontramos una ley donde la única mención a la prevención está dirigida a la venta de las empresas cuyo único objeto social es evitar accidentes de trabajo y enfermedades profesionales. Cuando los indicadores son claros e inequívocos como los comentados, resulta protagonista la evidencia, concluir con un apunte incluso seria insultante para el lector.
Pero éste empeño en privatizar la prevención tiene su origen desde antes del 2005, dando lugar posteriormente a la publicación del RD 688/2005, de 10 de junio, por el que se regula el régimen de funcionamiento de las mutuas de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales de la Seguridad Social como servicio de prevención ajeno, y todo desde la presión de los pequeños servicios de prevención aludiendo competencia desleal en la prestación de los servicios de las empresas provenientes de las mutuas de accidentes de trabajo….primer indicador de lo nada importante e intrascendente de la prevención para la administración. Este el punto de inicio de partida por el cual se asume el perfil empresarial de la prevención, el objetivo comercial del mismo, empeñados en un retorno económico de la actividad, trasladando a un segundo plano la esencia de la misma, conformar un entorno de trabajo seguro por encima de todo. La perspectiva debe ser otra, trascender a la actividad y encontrar un lugar de encuentro donde todos los agentes, actores de la prevención convivan en un espacio de certidumbre…: la prevención, su implantación, repercute directamente sobre los resultados económicos de las empresas, sobre la salud de todos los trabajadores, reduce el absentismo, mejora la percepción laboral y configura un entorno de trabajo positivo. ¿ES TAN DIFÍCIL DE VER?
Finalmente son muchas las horas dedicadas por miles de profesionales, mucho texto escrito, curas efectuadas, reconocimientos médicos, evaluaciones de riesgos , formación, mucha sensibilización…pero al final para la administración todo pasa por privatizar la actividad, están dando la espalda, orientando el resultado hacia una sociedad enferma y accidentada, huérfana de protección , al arbitrio del interés, nada más y nada menos. DEBEMOS PREOCUPARNOS…SIN LUGAR A DUDAS