Paco Muro es Presidente Ejecutivo de la Consultora Otto Walter especializada en formación de Directivos, Técnicos y Cuadros y uno de los mayores expertos en España en management.
Recientemente ha escrito en el diario económico Expansión un artículo interesantísimo, del que tomamos algunos párrafos porque, cuando lo leas vas a ver reflejada la práctica diaria a la que asistimos los Técnicos y Cuadros y toda la plantilla en muchas empresas en las que trabajamos diariamente.
Analiza un fenómeno que está afectando a muchas empresas: la De-Formación.
Es el efecto que provoca la actuación de directivos apoderados del síndrome de los resultados a corto plazo como sea; que empujan a los empleados a actuar justo en contra de los valores, los principios, la cultura y la formación de la empresa.
Si la esencia de una compañía ha sido ganarse la confianza del cliente, estos jefes presionan a su gente hacia el "toma el dinero y corre". Si los valores incluyen la calidad tanto dentro, en el trato, como fuera, con clientes y proveedores, la actuación diaria es contratar lo más barato sin más, incoherencia a raudales con el equipo y apartar el foco del cliente.
Ahora , que el entorno empuja con fuerza a los jefes a salirse del rumbo del buen hacer, de lo decente, de lo correcto, de lo bueno para hoy y para mañana, hay que recordar que la cultura y los valores de una empresa no se crean colgando cartelitos en pasillos, salas y despachos.
¡¡Se generan practicándolos en los pasillos, las salas y los despachos !!
Los valores no se escriben y ya está, se ejercen o no se ejercen.
Son la esencia de las empresas con sentido, con futuro y es lo único que nunca se vende por dinero.
Si hay que cambiar de estrategia, de foco o de productos, se cambia, pero saltarse los valores y principios de una empresa, es el comienzo de su fin.
La De-Formación que vemos ahora, proveniente de jefes presos de pánico, está haciendo estragos en empresas que antaño fueron modélicas. ¿O quizá tan solo lo parecían en los momentos de abundancia, donde hasta la mediocridad era fácil de disfrazar?
Profesionales desorientados, vendedores que engañan al cliente para cerrar un pedido, decisiones absurdas que todos ven que solo llevarían a algo peor, mandos intermedios con miedo que a su vez fomentan miedo en sus equipos. Miedo a pensar, miedo a actuar.
¿Cómo es posible que tantos directivos se contagien de este mal con sus perniciosos efectos secundarios?
Porque provoca ceguera de la realidad, sordera ante las indicaciones de los que te rodean, incapacidad de guiar bien al equipo, bloqueo del talento y hace salir al peor jefe que uno lleva dentro.
Tantos años de esfuerzo y dinero para crear un modelo, para formar una manera de entender el negocio, de liderar, de vender, de generar prestigio externo y orgullo de pertenencia, para destruirlo en unos meses de De-Formación porque los jefes pierdan los papeles, la brújula, el mapa, las velas, las ganas de los marineros y, a este paso, el barco entero.
¡Directivos luchad contra el virus negativo y tomad las riendas de vuestro comportamiento.! No os pemitáis actuar de-formando y recuperad vuestro lado proactivo, el amante de retos, el capaz de lograr que el equipo haga posible lo imposible, el que mantiene el rumbo coherente y aúna voluntades.