Nicholas Séné es un periodista francés autor de un libro titulado "Derriere l'ecran de la revolution sociale" en el que se analiza la situación precaria en la que se encuentran Directivos y Cuadros (TyC) de las principales empresas.
La precariedad no afecta solo a los trabajadores que están en la base de la pirámide sino que se ha extendido por toda la organización empresarial. Para los expertos la causa de estos altos niveles de inestabilidad procede de un negocio que está permanentemente instalado en la ansiedad y que arrastra a directivos y Cuadros superiores de la empresa.
Muchos de ellos piensan únicamente en cómo mantener sus puestos de trabajo, lo que les lleva a realizar actos poco éticos, impensables en otras épocas. El trabajo desarrollado en medio de la presión favorece el trabajo individual en detrimento del equipo, lleva a que la jornada aumente por encima del número de horas aconsejables para un buen rendimiento y el cuidado de la salud y provoca que se cometan numerosos errores cuyo coste suele ser elevado para las empresas.
Los expertos señalan que los Directivos trabajan en un contexto al que hay que adaptarse de forma continua. El directivo cada vez tiene menos tiempo a la hora de gestionar los proyectos y debe desarrollar herramientas aun mas ejecutivas. No hay tiempo para pararse a pensar lo que supone un ritmo de trabajo rápido e inestable. Además la presión de los objetivos y la obtención de resultados rápidos repercute en la presión sufrida.
Séné estudia esta situación en su libro y analiza el caso de los ingenieros informáticos que trabajan en empresas de servicios. Estas empresas se han desarrollado gracias a grandes clientes como Airbus, Renault, Ministerio de Defensa, etc., En ellas los ingenieros informáticos solían estar muy bien pagados y gozar de buenas condiciones de trabajo. Pero su situación se ha degradado. Las finanzas marcan el camino y el modelo de la subcontratación a ultranza se ha impuesto. Cuando Airbus exige a sus subcontratas que reduzcan costes un 10%, tiene un impacto en sus asalariados, entre los que se encuentran los ingenieros informáticos. Con el descenso de costes, se han convertido en simples obreros de producción detrás de su ordenador. Ha nacido el directivo obrero.
Para Séné hay un cambio sustancial en la estructura de poder de las empresas. Los comerciales se han convertido en el centro. Los superiores jerárquicos de los ingenieros son comerciales que, en el mejor de los casos, cuentan con una diplomatura. Hoy día es la fuerza de ventas la que marca el paso en las empresas.
Según otros expertos ya no se tiene sueldo sino que se trabaja por proyectos. Si tienen beneficios cobras. Eso ha hecho que se deterioren las relaciones laborales. Es frecuente que cada Directivo trabaje en el mayor secreto.La competitividad en las empresas es cada vez mayor. Necesitan imponerse a sus contrarios y requieren a sus ejecutivos que desarrollen productos en tiempo real.
Esto supone un empeoramiento en la calidad de vida del directivo y de su familia, ya que la tensión que genera hace que la jornada laboral no termine cuando sale de la oficina. No tiene límite porque pone el puesto de trabajo en peligro. Con ello se quiebra la conciliación entre vida laboral y familiar.
Esta organización hace que Nicholas Séné vea a los ingenieros informáticos que trabajan en empresas de servicios como un laboratorio social en el que crean nuevas relaciones laborales y nuevas formas de contratación cada vez más adaptadas a los proyectos y alejadas del derecho del trabajo en claro perjuicio de los TyC.
Si la empresa ve a ejecutivos incómodos, les indica que se motiven o se marchen, porque puede reemplazarles. La precarización de Directivos y Cuadros es galopante. Muchos de ellos, disconformes, optan por irse y crear su propia empresa.