Después de 14 meses de negociación del convenio nacional, seguimos en el punto de partida. En la reunión celebrada el pasado 16 de febrero se volvió a escenificar la diferencia existente entre los sindicatos y la patronal.
Somos conscientes del momento en que nos encontramos, reforma del sector financiero y reforma laboral, pero los trabajadores/as de las cooperativas necesitan seguridad en sus condiciones laborales para afrontar un futuro tan complicado como el que nos espera y las Cajas deberían ser las primeras interesadas en que sus plantillas estén centradas en el negocio y no en incertidumbres personales.
En la situación actual, ni el convenio de Cajas de Ahorro ni el de Banca tienen nada que ver con el de cooperativas de crédito, ni las condiciones de las trabajadoras y trabajadores de uno y otros sectores son iguales.
Como decía San Ignacio de Loyola: "En tiempos de tribulaciones no conviene hacer mudanza".
Nos encontramos en una etapa de cambios en relación al sector financiero tanto a nivel de fusiones de Entidades como de modificaciones legislativas. No es momento de pedir cambios estructurales del convenio colectivo, ni por parte de la patronal en cuanto a pérdida de derechos (movilidad geográfica y todo lo relativo a la antigüedad) ni obviamente por parte de los sindicatos. Pero una cosa si tenemos clara UGT no va a admitir retrocesión en ningún aspecto.
Si queremos firmar convenio, centremos un perímetro de negociación sin entrar en aspectos estructurales y demos una salida al convenio transmitiendo tranquilidad a las plantillas.
Desde UGT planteamos nuestra disposición a asumir una moderación salarial siempre y cuando en el cómputo total de la vigencia del convenio se pacte una subida salarial cierta o lo que es lo mismo un porcentaje sin referencia a ningún ratio. Entendemos que el salario de los empleados/as de las Cajas Rurales no puede depender ni del PIB (producto interior bruto de España) ni de otros ratios que pueden ser maleables por parte de las direcciones de las Cajas.