La Confederación Sindical Internacional (CSI) convoca, el 7 de octubre, la 3a Jornada Mundial por el Trabajo Decente (JMTD). El pasado año millones de sindicalistas participaron en las 472 acciones realizadas en 111 países. Este año, la CSI pretende sensibilizar a las sociedades del mundo sobre las consecuencias de la crisis en el mundo del trabajo y exigir a los gobiernos, las organizaciones patronales y las instituciones multilaterales una salida justa de la crisis que fortalezca los fundamentos del trabajo decente, tal como lo ha definido la Organización Internacional del Trabajo (OIT): trabajo con contrato, remuneración digna y protección social básica, y trabajo en el que se respeten los derechos laborales y sindicales fundamentales.
La crisis ha producido un serio deterioro del trabajo en el mundo. Ha destruido, hasta el momento, 34 millones de empleos. No hay síntomas de recuperación del empleo, aún en los países que ya registran un crecimiento de su economía. La pobreza extrema se ha incrementado en 64 millones de personas y ya supera los mil millones. El mundo se encuentra en un punto de inflexión: puede romper con las políticas fallidas del pasado que ocasionaron la crisis y avanzar hacia un mundo más justo, sostenible y próspero, o recaer en ellas haciendo que el desempleo masivo, especialmente de los jóvenes, y el mantenimiento de la pobreza sean características permanentes de nuestras sociedades.
Por ello, los objetivos de la Jornada son:
- Políticas económicas y de empleo que promuevan el crecimiento y la creación de puestos de trabajo decentes. Rechazo de las políticas de austeridad y ajuste presupuestario que lo impiden.
- Cumplimiento de los Objetivos del Milenio de la ONU para reducir la pobreza extrema.
- Servicios públicos de calidad que permitan sostener unas condiciones de vida dignas. Rechazo al recorte de los mismos por aplicación de medidas neoliberales de consolidación fiscal.
- Regulación del sistema financiero para ponerlo al servicio de la economía real y de las necesidades humanas.
Los gobiernos europeos y las instituciones de la UE, incluido el Gobierno de España, han incumplido los compromisos adquiridos en las cumbres del G20, de 2008 y 2009. Estos establecían como objetivo prioritario el estímulo de la demanda hasta la recuperación de la economía y el empleo. A partir de las decisiones de las reuniones de ECOFIN y de la Cumbre del Consejo Europeo de mayo, en un giro de 180 grados de sus políticas, están impulsando, ahora, planes de ajuste presupuestario que, además de ser un freno para la recuperación de la economía y, por lo tanto, un obstáculo para la reducción de los déficits públicos, hacen recaer toda la carga de la crisis sobre trabajadores y pensionistas. También preconizan las denominadas “reformas estructurales”, que no son otra cosa que las viejas recetas del neoliberalismo para reducir los costes laborales y el gasto público mediante el recorte de los derechos laborales y sociales.
Como les faltó voluntad y fueron incapaces de gobernar los mercados financieros ante la crisis de la deuda griega -teniendo instrumentos para ello y pudiendo haber creado aquellos que todavía no tenían-, los responsables políticos europeos han dejado que sean los mercados quienes gobiernen la política.
La concreción en España de este giro político radical ha sido: a) en mayo, un plan de ajuste presupuestario basado en la reducción de los salarios de los empleados públicos, la congelación de las pensiones, la drástica reducción de la inversión pública y el recorte de otras prestaciones sociales; b) en junio, una reforma laboral centrada en facilitar y abaratar los despidos y debilitar la negociación colectiva; y c) una anunciada reforma de las pensiones que pretende prolongar la edad de jubilación hasta los 67 años y reducir la base de cálculo de las pensiones futuras.
Contra este conjunto de medidas, UGT y CC OO convocamos el pasado 29 de septiembre una Huelga General, con éxito, al ser mayoritariamente seguida por los trabajadores españoles que, también, participaron en masivas manifestaciones. Lo hicimos, conscientes de la dimensión europea del conflicto social español, en la misma fecha de la Jornada de Acción convocada por la Confederación Europea de Sindicatos (CES). Ese día se celebró una gran euromanifestación en Bruselas y manifestaciones en otra decena de países. Se han producido huelgas generales en Grecia, Italia y Francia, y se ha convocado otra, en Portugal, para el mes de noviembre. El sindicalismo europeo se está movilizando contra unas políticas injustas y erróneas y contra un modelo de salida de la crisis que parece más destinado a favorecer a quienes la provocaron que a ayudar a quienes la padecen: la gran mayoría de la población.
Tiene razón, la CSI, al considerar la Huelga General en España, las otras movilizaciones del 29 de septiembre y las que tienen lugar estos días en Europa, como parte de la campaña de la 3a JMTD. En todas ellas se lucha por los contenidos del Trabajo Decente. También tiene razón en concentrar ahora sus exigencias en la próxima Cumbre del G20, que se celebrará en Seúl en el mes de noviembre, y sus conclusiones. A los gobiernos de las principales economías del mundo, a los responsables de la UE y de las instituciones multilaterales mundiales les exigimos, con la CSI:
- Mantener las políticas que estimulen la economía para la creación de empleo; Invertir en las personas mediante la educación y la formación; Dar a la OIT, a sus Derechos Fundamentales del Trabajo, a los contenidos del Pacto Mundial por el Empleo, un papel central en el "Marco para un crecimiento fuerte, sostenible y equilibrado" del G20;
- Introducir una tasa sobre las transacciones financieras internacionales y una regulación fuerte de los mercados financieros que pongan freno a la especulación; Asegurar que las políticas sobre el cambio climático estén basadas en una "transición justa";
- Adoptar las decisiones necesarias para hacer cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Después de la Huelga General, CC OO y UGT queremos, en este 7 de octubre, mediante distintos actos públicos y de comunicación que se celebrarán en varias ciudades de España, transmitir a la opinión pública, esta declaración que resalta los vínculos profundos de la lucha de los sindicatos y de los trabajadores españoles con la que realizan los sindicatos y los trabajadores en todo el mundo