Cajas de Ahorro

Las cajas de ahorro: un regalo para los que nada necesitan

17 Noviembre 2010 | Archivado en Cajas de Ahorro

Artículo de Roberto Tornamira, Secretario General de FeS Madrid

Estamos en una fase avanzada de un camelo que será histórico en la economía española. Me refiero a la bancarización de las cajas de ahorro.

El Tribunal Constitucional en su sentencia 1/1992, dejó claro que las cajas son de titularidad privada. Pero este deteriorado alto tribunal, no negó que las cajas son, ¿o debo decir eran? en general, entidades sin ánimo de lucro, lo que no es incompatible con la búsqueda de beneficio.

Permítaseme por tanto hablar de privatización de las cajas de ahorro, sin ánimo de contrariar al TC.

Las cajas siempre han tenido un hecho diferencial fundamental con los bancos, la otra versión del sector financiero. Esta diferencia es: que las cajas NO reparten dividendo, mientras que los bancos SI.

Siempre he considerado que este es el verdadero valor de las cajas frente a los bancos. El esfuerzo y buen hacer de las cajas redunda en la sociedad; vía Obra Social, y vía fortalecimiento de las entidades, al destinar parte de esos beneficios a provisiones y otras cuentas de orden interno, e inversiones. Garantizando el servicio social que representa la presencia de oficinas en zonas rurales y pequeñas poblaciones, servicio a la sociedad que lleva aparejada la creación de empleo.

Los bancos por el contrario, se lavan la cara ante la sociedad con fundaciones. Que solo aparentemente benefician a la sociedad. Lo que si está asegurado es que sirven para evitar pagar a la Hacienda Pública, al declarar grandes cantidades de dinero como donaciones, y acumular patrimonio; por ejemplo en obras de arte. Esto último algunas cajas también lo hacen, quede claro por tanto que no soy un ingenuo que idolatra a los gestores de las cajas, ni considero perfecto el modelo de cajas.

Pero dicho lo anterior, no puedo dejar de intentar desvelar la farsa que, aprovechando la crisis económica internacional que vivimos, se ha montado para apropiarse de las cajas de ahorros, y trasladar el botín a manos de los bancos y otros inversores.

En primer lugar, decir que ya el 17 de diciembre de 1999, en el periódico "Cinco Días", el Círculo de Empresarios manifestaba lo siguiente:

"Es preciso plantearse la reforma de las cajas de ahorros, que constituyen una anomalía en las economías de nuestro entorno".

"El Círculo de Empresarios, pide la privatización de estas entidades, que representan el 50% del sistema financiero".

"...la mitad del sistema financiero español no puede estar sin dueño y controlado por los partidos políticos, ni puede mantenerse la asimetría actual entre cajas y bancos, que distorsiona la competencia".

¿Os suena? Que fuerte lo del dueño.

Bueno, pues esta pretensión coincidía con otro viejo conocido, el Fondo Monetario Internacional (FMI), quien a primeros de abril-99, opinaba: "...la privatización de las cajas permitirá que las fuerzas del mercado determinarán la nueva estructura del sistema bancario español con independencia de restricciones institucionales...".

Este discurso, del FMI, a parte de no decir nada y sonar muy rancio, ha servido para avalar las pretensiones de los bancos, beneficiarios de la privatización de las cajas (también lo denominan así los del C. de Empresarios, y estos de lo privado entienden bastante).

En este caso se confirma la sabiduría del refranero; "el que la sigue la consigue". 11 años han tardado, desde su última intentona.

Iniciaba este artículo diciendo que estamos en una fase avanzada del camino marcado por los estrategas del capital. La última fase tendrá lugar dentro de unos 5 años, u otros 10, -no pretendo adivinar el futuro, tan solo preveerlo-. En esa última fase ya dará lo mismo si las “cuotas participativas con derechos políticos” se llaman así o se llaman "acciones", que es como se llaman los títulos de propiedad mercantil en las S.A. Y para entonces las cajas serán parte de nuestra historia económica.

Se habrá dejado un rastro de perjuicios sociales y laborales; pues aunque las futuras fundaciones se continúen reclamando de la Obra Social, las cantidades destinadas a tal fin estarán condicionadas por el dividendo, que SI reparten los bancos. Ello repercutirá negativamente en las actividades sociales, medioambientales y educativas, a las que hoy se destina un buen monto económico anualmente.

Quedará un rastro de miles de pueblos en España, en los que los viejos del lugar dirán a sus nietos: -Hace muchos años, en ese local hubo una oficina de una Caja de Ahorros, y no era necesario desplazarnos a otro pueblo para cobrar la pensión-. ¿Se ha medido, aunque sea virtualmente, en simulaciones, del efecto económico, para el pueblo español, de este retroceso social.

Y por supuesto, quedará un rastro de destrucción de empleo, aunque no sea por la vía del despido ordinario (disciplinario). Destrucción de empleo que ya ha fijado el Banco de España, otro viejo conocido, quien en su Nota Informativa del 29 de junio del presente año 2010, manifestaba: "En el caso de las operaciones con planes de integración aprobados por el Banco de España y con ayudas aprobadas por el FROB, tales planes incluyen una reducción del número de sucursales entre el 10% y el 30%, y una reducción de plantillas entre el 11% y el 27%".

A todo lo anterior, hay que añadir lo que no se ha hecho, más exactamente lo que el Gobierno español no ha querido hacer. Es reprochable la forma y el fondo.

El Gobierno que preside José Luís Rodríguez Zapatero, no sólo ha dado un giro hacia políticas puramente liberal-conservadoras, también las formas han sido y son más propias de un gobierno de derechas que de izquierdas, ni tan siquiera de centroizquierda.

La señora Salgado, Vicepresidenta segunda del Gobierno y Ministra de Economía, ha hurtado a los sindicatos más representativos del Sector de Cajas de Ahorros, la posibilidad de aportar sus posiciones, nada coincidentes con las del Gobernador del Banco de España.

Cuando en España se procedió a la reconversión industrial, al menos se convocó a los sindicatos más representativos de los sectores afectados, se les escuchó y en alguna medida se les atendió en alguno de sus criterios. A pesar de que aquel proceso no estuvo carente de conflicto. En el caso de las Cajas de Ahorro se les ha ninguneado.

Y la forma de hacer del Gobierno es también reprochable en el fondo, pues han perdido la oportunidad de recuperar una red de banca pública, que buena falta nos hace a los españoles. Hoy más que nunca, el Gobierno necesita una red de distribución del crédito, ese crédito que desde las entidades financieras privadas (bancos y cajas) no fluye hacia la economía real, es decir las familias y los pequeños y medianos empresarios.

El Gobierno es incapaz de tomar decisiones ante el gravísimo problema de la deuda municipal. Problema que amenaza con que la ciudadanía deje de tener garantizada la higiene en colegios, hospitales y dependencias públicas, además de la limpieza viaria y la recogida de residuos.

El Gobierno está demostrando que no tienen el mismo valor que ha tenido para financiar a los bancos y cajas con cerca de 50.000 millones en distintos conceptos, para hacer frente al problema antes citado. El Gobierno es miope si no ve que es la administración local, por falta de una debida redistribución de la riqueza con los mecanismos fiscales, la tienen atrapados en el cepo de la deuda municipal a miles de autónomos y empresas de todo tamaño, poniendo en riesgo cientos de miles de empleos.

Desde mi punto de vista, una de las soluciones a la crisis actual es la nacionalización de la banca y las cajas. Medida que habría que tomar en el G-20 y que afectase a todo el sector financiero en todo el planeta. Es sencillamente inadmisible que los Estados no intervengan en un sector de delincuentes que condicionan la democracia, la financiación de las empresas de otros sectores de la producción y la vida misma de las personas.

La banca, es algo más que un sector mas de la actividad económica. La banca ampara la especulación, actividad, por llamar de algún modo, que no genera riqueza para los pueblos, solo genera riqueza individual, no transforma materias primas y por tanto no genera fuerza de trabajo, que es una manera de crear riqueza colectiva.

Por no citar la delincuencia con mayúsculas que se refugia en las entidades de todo el planeta: tráfico de armas, drogas, etc. Mafias que utilizan las entidades financieras, y que éstas bordean la ley para mirar hacia otro lado.

¿No es la fuga de capitales, un hurto a la Hacienda Pública un delito en sí mismo?

Por tanto, a nombre de despolitizar las cajas, nos han vendido un engaño. Como si el señor Rato no fuese ante todo político. ¿No fue este Sr., ministro de Economía del "Partido de los Trabajadores” entre el 1996/2000?. El Gobierno ha renunciado a ser el dueño de las Cajas. Las Cajas en breve tendrá dueños: Los especuladores que nos han empujado a la crisis económica que vivimos.